Cuándo es el mejor momento para pedir un préstamo

Todos hemos pensado cuándo es el mejor momento para pedir un préstamo, dada la situación particular de cada uno y las necesidades que tienen las personas en diferentes momentos de su vida. Por ello, hoy te vamos a ofrecer información sobre el mejor momento para solicitar un préstamo, ya sea para particulares o empresas.

Mejores momentos para pedir un préstamo

Es probable que todo el mundo, a lo largo de su vida, solicite financiación a los bancos en varias ocasiones, y con motivos y situaciones totalmente diferentes. Todo dependerá del caso particular y la economía del deudor, pero existen ciertos momentos donde es recomendable solicitar un préstamo.

Financiación de los estudios

Una de las principales opciones a la hora de pedir un préstamo la encontramos en la búsqueda de financiación de los estudios, generalmente universitarios y de postgrado. Las carreras universitarias y máster acostumbran a tener precios bastante elevados, especialmente si no se puede acceder a ninguna beca, por lo que puede ser conveniente solicitar un préstamo para financiar los estudios.

Muchos padres o familiares acostumbran a pedir este tipo de créditos para pagar los estudios de sus hijos. Por otro lado, si se quiere utilizar este préstamo para financiar los estudios propios, es recomendable que se cuente con una fuente de ingresos estable que permita el pago de las cuotas sin ningún tipo de problemas.

Emprendimiento

Para iniciar un negocio desde cero, es necesaria una inyección de capital bastante notable que permita hacer frente a los gastos iniciales de creación, así como a los primeros meses de producción, donde los ingresos serán algo más bajos. El préstamo bancario acostumbra a ser la opción número uno para todos aquellos que ponen en marcha un negocio y necesitan un impulso financiero.

Es importante que todo aquel que piense en pedir un préstamo para abrir una empresa piense en las consecuencias que puede tener el mal funcionamiento del negocio. Es bastante posible que se deba solicitar un capital elevado, por lo que debe existir un colchón previo para hacer frente a las cuotas del crédito, por si el negocio fracasa o genera unos ingresos mucho menores a los esperados.

Compra de un vehículo

Sin duda alguna, los préstamos bancarios para la compra de un coche están a la orden del día. Las entidades bancarias suelen ofrecer condiciones mucho mejores que los concesionarios a la hora de financiar el coche, por lo que puede ser conveniente acudir a este crédito y acarrear la deuda con el banco.

En estos casos, es preciso recomendar un estudio previo de las finanzas personales y las cuotas a pagar, especialmente si se trata de un vehículo de primera mano. Hay que tener en cuenta todos los factores que afectan a la deuda, y no lanzarse a comprar un coche que, posiblemente, no esté al alcance de la economía individual del deudor.

Compra de una vivienda

Junto al apartado anterior, la compra de una vivienda es la causa de financiación más común en el día a día de los bancos. A la hora de entrar en una hipoteca, es imprescindible que se cuente con unos grandes ahorros previos, los cuales se pueden utilizar para dar una entrada y reducir significativamente las cuotas mensuales a pagar.

En caso contrario, es posible que estas cuotas sean bastante elevadas, algo que puede terminar causando problemas en el largo plazo, si no se manejan las finanzas de forma adecuada. Para créditos tan grandes, es imprescindible realizar un estudio previo de la situación y las capacidades económicas, y no entrar en este tipo de deudas sin garantías de liquidez y solvencia.

Qué tener en cuenta a la hora de pedir un préstamo

Como hemos mencionado anteriormente, el mejor momento para pedir un préstamo depende de muchas variables, entre ellas las condiciones que ofrece la entidad financiera a la hora de darnos el contrato. En este sentido, debemos atender a tres elementos fundamentales de toda financiación que pueden marcar el futuro de nuestras finanzas:

  1. Plazos. Cuanto más corto sea el plazo total de devolución, más rápido liquidaremos el préstamo, y menos intereses tendremos que pagar. Eso sí, solo se deben adelantar cuotas cuando la economía familiar lo permita.
  2. Intereses. Son la pieza clave para determinar el capital a abonar en el préstamo. Siempre hay que fijarse en la TAE, y buscar los intereses más bajos posibles en la negociación.
  3. Comisiones. Muchas entidades aplican comisiones de estudio, apertura o mantenimiento, por lo que deben ser tenidas en cuenta a la hora de negociar el préstamo. Es habitual que se apliquen comisiones bastante elevadas en préstamos de bajo interés, lo que hace que la operación no valga la pena.

Diferencias entre deudas buenas y deudas malas

En el mundo del préstamo, la deuda juega un papel fundamental en la economía del prestatario. En este sentido, existen dos términos importantes a profundizar, donde cada uno de ellos termina con implicaciones y consecuencias diferentes para el deudor. Veamos en qué consiste cada uno de ello, puntualizando algún ejemplo.

Deudas malas

Las deudas malas son aquellas que implican un empeoramiento en la salud financiera del prestamista. Se enmarcan dentro de este grupo todas las deudas que no se pueden pagar al contado, necesitándose un crédito para poder enfrentarlas. También se suelen llamar deudas destructivas, ya que muchas de ellas terminan generando graves problemas en la economía del deudor.

En bastantes ocasiones, se solicitan estos préstamos por cosas que se desean, pero que realmente no se necesitan (por ejemplo, la compra de un coche de alta gama y por encima de las posibilidades reales del prestatario). En otros casos, los gastos se pueden considerar necesarios, pero hacen cierto daño a las finanzas del deudor, como el pago de una hipoteca.

Las deudas malas o destructivas se utilizan para la financiación de pasivos que no aportan ningún tipo de rentabilidad en el largo plazo, puesto que no están destinadas a la obtención de rendimientos económicos.

Es importante tener precaución con este tipo de préstamos, puesto que algunas tienen un TAE muy elevado, y pueden generar bastantes problemas para afrontar los pagos correspondientes. Desde el momento en el que se tiene que pedir un préstamo para hacer frente a otra deuda, es bastante probable que se tengan problemas graves de solvencia en el largo plazo.

Deudas buenas

Por su parte, las deudas buenas sí tienen un impacto positivo en la economía del prestatario. Se destina a la compra de activos cuya finalidad principal consistirá en la obtención de rentabilidad, y la intención es obtener más dinero que el que se va a terminar devolviendo al prestamista.

Los inmuebles para alquiler, reforma o venta son el principal ejemplo para comprender lo que es una deuda buena. Esta se puede considerar una de las inversiones más seguras en este ámbito, a diferencia que la financiación para abrir una empresa. Si esta última fracasa y hay que liquidarla, el propietario podría llegar a tener grandes problemas para afrontar el pago de las cuotas correspondientes al préstamo inicial.

Pese a lo que acabamos de ver, es importante puntualizar que un endeudamiento siempre conlleva riesgos, los cuales pueden variar en función de las condiciones y el caso particular. Por ello, siempre se recomienda hacer un análisis profundo previo a la solicitud de financiación, con el fin de saber si realmente existe solvencia suficiente como para afrontar la deuda sin mucho problema.
Pedir un préstamo es una decisión importante que implica aceptar una deuda con intereses. En función de las condiciones y los requisitos del préstamo, podemos utilizarlo para hacer frente a algo importante, o bien darnos algún capricho puntual que nos podamos permitir devolver.