Préstamos con aval

Cuando una persona quiere solicitar un préstamo hay varias cosas que se deben tener en cuenta para poder elegir la opción que mejor convenga en cada caso, ya que cada préstamo presenta características muy distintas.

Una de esas variables es el aval. La solicitud de un préstamo con aval es un elemento habitual en algunos préstamos y que a menudo plantea muchas dudas.

Hoy en PrestAyuda queremos aclarar todas las preguntas que te hayan podido surgir sobre los préstamos con aval, para que dispongas de toda la información necesaria antes de tomar una decisión.

Prestamista sosteniendo una casa

¿Qué es un aval?

Antes de entrar en materia, hay que saber que un aval es una garantía que se tiene que ofrecer ante el cumplimiento de una obligación económica.

Así, en los préstamos con aval al solicitar un importe de dinero, se ofrece una garantía a quien presta el capital, para que tenga la seguridad de que se le va a devolver la cantidad prestada. Así, si se diera el caso de que tú no puedas devolver el dinero, tu aval se tendría que hacer cargo de la deuda.

El aval puede ser:

  • Convencional que es el que se presta en cualquier contrato privado.
  • Legal o judicial cuando el aval se tiene que constituir por la decisión de un juez o por efecto de lo que diga una Ley.
  • Gratuito cuando el avalista presta su aval de manera desinteresada.
  • A título oneroso cuando el avalista lo hace a cambio de un precio, como por ejemplo el aval bancario.

También existen dos tipos diferentes de aval:

  • El aval personal: consiste en que una persona que asuma el pago de la deuda en caso que la persona avalada no la pueda afrontar.
  • El aval bancario: en este caso el aval está a cargo del banco y este actúa afrontando las deudas si la persona avalada no puede. Lo que se hace habitualmente es que la persona avalada paga una cuota mensual al banco para que este le avale y haga frente a los impagos.

¿Cómo es un préstamo con aval?

Cuando vas a solicitar un préstamo a las entidades bancarias, en ocasiones, y dependiendo de la cantidad que pidas y el plazo del préstamo, podrán pedirte que ofrezcas un aval.

De este modo, un préstamo con aval tiene la configuración de un tipo de financiación en el cual debemos ofrecer una garantía de pago a la empresa prestamista para que tenga la seguridad de que recibirá su dinero de vuelta. En caso de no poder devolver las cuotas mensuales de este tipo de financiación, el aval es quien deberá hacer frente a tu deuda.

Tipos de créditos con aval

A la hora solicitar un préstamo con aval, tienes que saber que existen distintas maneras y elementos para avalar.

Los más comunes son:

Préstamos con Aval Personal

Para los préstamos con aval personal, se necesita la participación de una persona o entidad que vaya a responder por tus obligaciones al terminar de pagar tu deuda en caso de que tú no puedas hacerlo. Básicamente el avalista tiene que firmar un contrato en el cual se compromete a hacer frente a tu deuda si por alguna razón se te hace imposible seguir pagándola.

La figura del avalista adquiere las mismas responsabilidades que quien adquirió el préstamo originalmente, y se mantienen las condiciones originales del préstamo.

Préstamos con Garantía de Vivienda

En los préstamos con garantía de vivienda, no hablamos de una persona o entidad que se hace cargo de tu deuda, sino que podrás utilizar como garantía alguna de tus propiedades, libre de cargas, como puede ser una vivienda o cualquier otro inmueble que tengas en propiedad. El valor de tu vivienda será clave para que puedan concederte este tipo de préstamos.

En algunos casos la configuración de este préstamo permite que se haga uso de otro tipo de inmueble, pero deben estar de acuerdo ambas partes y esto debe figurar en el acuerdo.

Préstamos con vehículo como aval

En este tipo de préstamos con coche como aval, el vehículo que se ofrece como garantía, además de ser de tu propiedad, debe tener un valor equivalente o superior al importe de dinero total del préstamo. De esta forma, en caso de que no se pueda hacer frente al pago, la financiera se quedaría con el coche.

Los distintos bancos del mercado financiero tienen distintos requisitos, por lo que puedes encontrar que te acepten como aval un coche con bastantes años de antigüedad, y no te van a exigir que dejes de utilizarlo. En este caso, pueden financiarte hasta un 60% del valor tasado del vehículo y no tomarán en cuenta tu historial crediticio.

Financiamientos con Aval Bancario

En la configuración de un préstamo con aval bancario, será la empresa de financiación la que se comprometerá a hacer frente a tu deuda en caso de que te resulte imposible pagar.

Por supuesto, la institución financiera no lo hará gratis, te cobrará una serie de comisiones por asumir el riesgo de avalar tu deuda. Estos importes suelen variar de acuerdo con la cantidad total del préstamo, el plazo de devolución y el riesgo que representen, pero debes saber que normalmente los bancos solo avalan a sus clientes. Si estás contento con tu institución bancaria y necesitas un préstamo, puedes consultar los préstamos sin cambiar de sucursal.

Requisitos para ser avalista de los préstamos con aval

Debes saber que no todo el mundo puede figurar como avalista de un préstamo. Cuando el prestatario (quien va a solicitar un préstamo) presenta a un avalista, es importante que este cumpla con ciertas condiciones o requisitos para que no represente un riesgo para el prestamista:

  1. Para ser aval es imprescindible ser mayor de edad.
  2. Tener ingresos regulares y estables, por lo que puede ser imprescindible presentar una nómina o certificado de que recibe alguna prestación como una pensión.
  3. Debe estar solvente a nivel patrimonial, es decir, con todos sus bienes pagados, ya que responderá con su patrimonio en caso de no tener dinero para avalar el préstamo.
  4. El historial financiero y crediticio del avalista debe ser igual o mejor que la del solicitante, para que represente una garantía real para la entidad.
  5. Las entidades que conceden crédito no aceptarán un avalista si este ya tiene alguna deuda pendiente de pago, y no estar incluido en ningún registro de impagos.

No obstante, es preciso recalcar que el aval puede ser parcial. En otras palabras, la institución financiera puede pedir un aval solo para parte de la deuda. Por ejemplo, el 30% del valor de tasación de una vivienda en una hipoteca. A partir de ese porcentaje, ya no cabe reclamación contra el avalista.

Qué debes saber antes de avalar un préstamo

Si te piden que hagas de aval de un préstamo o crédito, infórmate bien de las implicaciones antes de tomar la decisión.

Cuando alguien te pide que le avales un préstamo suele ser porque el banco considera que necesita más garantías para aprobar la solicitud de la operación.

Un aval, según la definición del Banco de España, es un contrato por el que una persona física o jurídica garantiza o asegura el cumplimiento de obligaciones, asumiendo la obligación de pagar una deuda de otro si este último no lo hace.

Si el avalado no paga, pagas tú

Ser avalista significa que asumes la responsabilidad de pagar las deudas si la persona a quien avalamos no puede hacerlo. Esto es lo más importante que debes saber: si avalas un préstamo, asumes el compromiso y la responsabilidad de pagar la deuda en caso de que a quien avalas no pueda o no quiera hacerlo.

Asegúrate de que el que pide el préstamo en primer lugar tenga solvencia para afrontar todos los pagos del préstamo y que solo sea para casos extremos que se deba recurrir al aval. El compromiso es muy importante para poder evitar futuros problemas en caso de impago.

Los avales son solidarios

Tanto avalista como avalado en un préstamo tienen las mismas responsabilidades de pago. Lo que significa que, siendo el avalista, no puedes exigirle a la entidad bancaria que, antes de reclamarte a ti, vaya a por el titular de la deuda. De hecho, la entidad financiera puede exigir el pago a ambos de forma simultánea.

Puedes ver tu capacidad crediticia reducida

Como avalista pasarás a figurar en la CIRBE (Central de Riesgos del Banco de España), que es la base de datos en la que se registran las operaciones crediticias.

Estar en esta base puede reducir tu capacidad de obtener crédito. Es decir, si quieres pedir un préstamo propio, la entidad que haga la valoración de tu solicitud tendrá en cuenta que figuras en un préstamo con aval, lo que puede perjudicarte a la hora de analizar la concesión del mismo.

Sí no puedes pagar, entrarás en un registro de morosidad

Puede ocurrir que, si el préstamo con aval cubre una cantidad de dinero muy elevada, tú como avalista no dispongas de fondos suficientes y no puedas hacer frente a su devolución.

En este caso, es muy probable que seas incluido en un registro de morosos como RAI (Registro de Aceptaciones Impagadas) o ASNEF (Asociación Nacional de Establecimientos Financieros de Crédito), con las consecuencias que eso conlleva. Por ejemplo, la imposibilidad de acceder a préstamos o a cualquier crédito porque las entidades bancarias no considerarán viable el anticipo de dinero.

Puedes llegar a ser embargado

Si la deuda se prolonga durante mucho tiempo, se abre un proceso judicial contra el avalista. En este caso, la justicia puede embargarte parte de tus posesiones para saldar la obligación del prestatario: tus ahorros, la vivienda, el coche y hasta parte de tu nómina (aquella que supere el salario mínimo interprofesional).

De todas formas, esto sólo pasa cuando, al haber embargado los bienes del prestamista, estos no fueran suficientes para cubrir la cantidad de dinero del préstamo.

El aval puede ser parcial

Ya hemos mencionado que los avalistas de préstamos puede ser parciales, es decir, la institución bancaria puede aceptar que se avale, por ejemplo lo que sobrepase del 75% del valor de la tasación de un inmueble en propiedad. A partir de ese porcentaje, ya no cabe reclamación contra el avalista.

La posición de avalista es hereditaria

Si ocurre una desgracia y el avalista fallece, el aval no desaparece: se hereda. Ten en cuenta que tomar la decisión de avalar a alguien no solo te afecta a ti, también puede llegar a afectar a tus herederos.

Es muy difícil dejar de ser aval

Antes de aceptar ser un aval, ya sea de un familiar cercano o de tu mejor amigo, piénsalo muy bien, porque si te arrepientes, no es tan sencillo que puedas dejar de serlo. Por eso es muy poco frecuente que se avalen a terceros con los que apenas hay confianza.

Aunque sí existe la forma de renunciar a la posición de aval, el acreedor que dio el préstamo es la única figura encargada de autorizar este cambio.

La mejor opción para dejar de ser aval, es buscar un sustituto, es decir, alguien que acepte ser el responsable de la deuda si a quien avalas tú deja de pagar en tu lugar.

¿Qué ocurre si existe un impago? ¿Quién es embargado primero?

Estas son las preguntas más frecuentes que le surge a todo aquel que se presta a ser el avalista de alguien que hace la solicitud de un préstamo con aval. Si se da el caso de impago de la deuda o se incumple el plazo por parte de ambos, ¿a quién se embarga primero?

Como avalista de terceros es importante conocer qué ocurre exactamente cuando el prestatario no cumple con el pago de su deuda.

Si el deudor no paga en plazo, la institución bancaria que concedió el crédito hará una investigación para conocer su situación financiera, para corroborar si cuenta con dinero suficiente o con bienes para realizar un embargo en caso de ser necesario.

Si esa investigación arroja que el deudor se encuentra en bancarrota, el banco se pondrá en contacto con el avalista, estudiará la situación del aval, es decir, quién dio su firma y palabra respaldando al deudor.

En este caso examinará la situación del aval, y primeramente le pedirá que continúe con los pagos que ha dejado de hacer el deudor, pero en el caso de que se niegue o simplemente no tenga dinero para hacerlo, recurrirá al embargo de sus bienes.

¿Cuáles son los derechos del aval?

Recuerda que como aval también tienes derechos, los cuales están bajo la figura del acuerdo de fianza que seguramente firmaste.

El derecho más importante que tienes es que el acreedor se debe dirigir primero al deudor, es decir, la institución bancaria no puede dirigirse a ti primero para que le devuelvan el préstamo.

Además, en caso de que el deudor no pague y se te estén cobrando a ti las cuotas del crédito, puedes señalar bienes de quien ha dejado de pagar que puedan cubrir la deuda.

Además, puedes hacer una solicitud a la institución financiera, para que la deuda se divida en tantas partes, como obligados a pagar haya, si hay más responsables.

Finalmente, recuerda que, si aceptas avalar y por la razón que sea te toca acabar abonando la deuda o parte de la misma por impago del titular, tendrás derecho a reclamar al avalado la cantidad satisfecha.

Los préstamos con aval son el tipo de préstamo más seguro para las empresas porque cuentan con la tranquilidad de que sus clientes van a pagar el préstamo: ya sea por parte del solicitante o del aval. Sin embargo, para quien decide avalar pueden tener un gran riesgo, ya que, si por lo que sea el que pidió el préstamo no puede hacer su devolución, el avalista puede verse en problemas o incluso puede perder su vivienda o el coche.